La rentabilidad de un fondo de gestión activa se compara habitualmente con la obtenida por su índice de referencia para determinar si está cumpliendo con su objetivo de superar a ese benchmark. Si bien esto parece un ejercicio sencillo, se complica por el hecho de que un fondo que en última instancia supera a su índice de referencia en un periodo establecido, pongamos 15 años, puede haber sufrido un periodo (8 años, por ejemplo) en el que su rentabilidad ha sido inferior a la de su referencia. Un inversor que solo se hubiera fijado en ese periodo de malos resultados se hubiera perdido una buena rentabilidad si se hubiera mantenido en el fondo.
También puede ocurrir lo contrario: el hecho de que un fondo haya logrado en todo el periodo considerado (los 15 años) una rentabilidad inferior a la de su índice de referencia, pero que en un subperiodo concreto (por ejemplo, de 8 años) haya ofrecido una excelente rentabilidad que hubiera podido atraer a muchos inversores a entrar en él, para luego verse decepcionados por la rentabilidad total conseguida.
La mayoría de las métricas de rentabilidad relativa, como el alfa, la beta y la ratio de información, toman el período de análisis como dado, típicamente tres o cinco años. Hasta donde sabemos, no ha habido un análisis sistemático de cuánto tiempo puede tener que soportar un inversor un período de rentabilidad inferior mientras espera a que un fondo supere en última instancia su índice de referencia. Dicho de otro modo, dado que un gestor es experto y tiene una buena oportunidad de superar el benchmark durante un período de tiempo determinado, ¿durante cuánto tiempo puede esperarse razonablemente que ese gestor tenga un rendimiento inferior dentro de ese período? Por otro lado, tampoco se ha analizado el caso contrario, es decir cuánto tiempo puede durar un período de rentabilidad por encima del índice de referencia antes de que en última instancia el fondo termine con una rentabilidad inferior.